¡POSIBLES SPOILERS!
Una madre desesperada porque su hijo ha llevado las fantasías de 'monstruos' a otro nivel y un libro. "Mister Babadook", o cómo no debes dejar entrar al monstruo o si no desearás estar muerto.
Si buscáis una película de sustos y saltos en la butaca del cine (o el sofá de vuestra casa), olvidaos de ésta. Jennifer Kent ha preferido crear un thriller psicológico basado en la deprimente vida de una mujer viuda y su hijo, esmerándose en mantener en tensión al espectador en lugar de asustarlo.
Amelia, todavía afectada por la pérdida de su marido siete años atrás, intenta mantener en una inestable balanza su trabajo y el cuidado de su problemático hijo Samuel. El pequeño parece no haber madurado lo suficiente como para aceptar que los monstruos que hay debajo de la cama son irreales, y esto repercute en su vida social con otros niños y su actitud en el colegio. Todo empeora cuando le pide a su madre que le lea un libro titulado 'Mister Babadook', que comienza a convertir sus pesadillas en realidad.
Soy una miedica, un gran punto en mi contra. Voy al cine a ver películas de terror porque me dan miedo. Verdadero pánico, si son buenas. El motivo por el cual me someto a este sufrimiento innecesario es el simple hecho de que, si voy a ver una comedia para reírme, una película de miedo debe asustarme porque para eso he ido a verla. Lo malo de todo este asunto es que soy esa insoportable persona que chilla en el cine a cada segundo y de la que se ríen las dos filas contiguas. Con Babadook no he tenido que ponerme en evidencia, porque no es una película que asuste.
Aun así, me ha gustado muchísimo. Me ha recordado bastante a Expediente Warren, la cual valoré muy positivamente. Parece que últimamente el cine de terror occidental, sin conseguir acercarse a la calidad del asiático, se está dirigiendo hacia un buen camino: el del buen hacer. Para que una película de terror dé miedo, primero debe ser creíble y ya luego saber hacer que el espectador no pueda desprenderse de ella. Pero el primer requisito es esencial, y Babadook lo consigue.
Con esa premisa, Jennifer Kent se aferra a los detalles cotidianos de Amelia y Samuel, los protagonistas, para hacerte entender quiénes son y cómo han llegado hasta ese punto. La madre es prácticamente un espectro insomne por culpa de su incapacidad para manejar los temores de su hijo, a quien secretamente culpa por la muerte de su marido. El hijo, por el contrario, se nos presenta como un ser insoportable y consentido, pero también vulnerable como cualquier niño. El Babadook, llegados a este punto, puede interpretarse como un demonio o - tal y como yo lo he asimilado - como el reflejo de los monstruos interiores de madre e hijo. No le dejes entrar o no dejes que tus conflictos personales te dominen, aprende a superarlos.
Destacada la actuación de Essie Davis, fantástica en su rol de mujer al borde de la depresión y la histeria, completamente agotada por Samuel e incapaz de manejar las situaciones sin ser tan errática y débil. Esa debilidad que más tarde se torna en furia de una forma completamente convincente, gracias al papelón de Davis. Con ella, a Kent le resulta más fácil situarnos en el gris escenario de su vida - y su casa -, cuando los monstruos del niño comienzan a inundar la existencia de la madre. [SPOILER: O por otro lado... ¿podría interpretarse todo como una psicosis de la madre?]
Babadook no es un monstruo a la usanza. Garras afiladas, sombrero, brazos estirados, una boca enorme, voz espectral y agonizante. Es más perturbador que aterrador, pero aun así logra espantarnos. Porque sus apariciones son escasas, pero su presencia es infinita con la tensión permanente del filme. Este suspense, una burbuja perfecta toda la película, se rompe casi al final. Es lo que más me ha decepcionado, con ese anticlímax pocos minutos antes del desenlace. De repente he sentido como si me hubiera alejado del escenario y ya estuviera viéndolo desde una mayor distancia, como un cubo de agua fría. No se lo perdono a Jennifer Kent, no después de mantenerme más de una hora en vilo.
Con todo, y pese al final, me ha gustado, incluida la escena del perro. Buenas interpretaciones y un esmero notable por parte de la directora, que se suma a la corriente de 'cine de terror no es sinónimo de mal cine'.
Una madre desesperada porque su hijo ha llevado las fantasías de 'monstruos' a otro nivel y un libro. "Mister Babadook", o cómo no debes dejar entrar al monstruo o si no desearás estar muerto.
Si buscáis una película de sustos y saltos en la butaca del cine (o el sofá de vuestra casa), olvidaos de ésta. Jennifer Kent ha preferido crear un thriller psicológico basado en la deprimente vida de una mujer viuda y su hijo, esmerándose en mantener en tensión al espectador en lugar de asustarlo.
Amelia, todavía afectada por la pérdida de su marido siete años atrás, intenta mantener en una inestable balanza su trabajo y el cuidado de su problemático hijo Samuel. El pequeño parece no haber madurado lo suficiente como para aceptar que los monstruos que hay debajo de la cama son irreales, y esto repercute en su vida social con otros niños y su actitud en el colegio. Todo empeora cuando le pide a su madre que le lea un libro titulado 'Mister Babadook', que comienza a convertir sus pesadillas en realidad.
Soy una miedica, un gran punto en mi contra. Voy al cine a ver películas de terror porque me dan miedo. Verdadero pánico, si son buenas. El motivo por el cual me someto a este sufrimiento innecesario es el simple hecho de que, si voy a ver una comedia para reírme, una película de miedo debe asustarme porque para eso he ido a verla. Lo malo de todo este asunto es que soy esa insoportable persona que chilla en el cine a cada segundo y de la que se ríen las dos filas contiguas. Con Babadook no he tenido que ponerme en evidencia, porque no es una película que asuste.
Aun así, me ha gustado muchísimo. Me ha recordado bastante a Expediente Warren, la cual valoré muy positivamente. Parece que últimamente el cine de terror occidental, sin conseguir acercarse a la calidad del asiático, se está dirigiendo hacia un buen camino: el del buen hacer. Para que una película de terror dé miedo, primero debe ser creíble y ya luego saber hacer que el espectador no pueda desprenderse de ella. Pero el primer requisito es esencial, y Babadook lo consigue.
Con esa premisa, Jennifer Kent se aferra a los detalles cotidianos de Amelia y Samuel, los protagonistas, para hacerte entender quiénes son y cómo han llegado hasta ese punto. La madre es prácticamente un espectro insomne por culpa de su incapacidad para manejar los temores de su hijo, a quien secretamente culpa por la muerte de su marido. El hijo, por el contrario, se nos presenta como un ser insoportable y consentido, pero también vulnerable como cualquier niño. El Babadook, llegados a este punto, puede interpretarse como un demonio o - tal y como yo lo he asimilado - como el reflejo de los monstruos interiores de madre e hijo. No le dejes entrar o no dejes que tus conflictos personales te dominen, aprende a superarlos.
Destacada la actuación de Essie Davis, fantástica en su rol de mujer al borde de la depresión y la histeria, completamente agotada por Samuel e incapaz de manejar las situaciones sin ser tan errática y débil. Esa debilidad que más tarde se torna en furia de una forma completamente convincente, gracias al papelón de Davis. Con ella, a Kent le resulta más fácil situarnos en el gris escenario de su vida - y su casa -, cuando los monstruos del niño comienzan a inundar la existencia de la madre. [SPOILER: O por otro lado... ¿podría interpretarse todo como una psicosis de la madre?]
Babadook no es un monstruo a la usanza. Garras afiladas, sombrero, brazos estirados, una boca enorme, voz espectral y agonizante. Es más perturbador que aterrador, pero aun así logra espantarnos. Porque sus apariciones son escasas, pero su presencia es infinita con la tensión permanente del filme. Este suspense, una burbuja perfecta toda la película, se rompe casi al final. Es lo que más me ha decepcionado, con ese anticlímax pocos minutos antes del desenlace. De repente he sentido como si me hubiera alejado del escenario y ya estuviera viéndolo desde una mayor distancia, como un cubo de agua fría. No se lo perdono a Jennifer Kent, no después de mantenerme más de una hora en vilo.
Con todo, y pese al final, me ha gustado, incluida la escena del perro. Buenas interpretaciones y un esmero notable por parte de la directora, que se suma a la corriente de 'cine de terror no es sinónimo de mal cine'.
Yo soy una miedica, pero no soy masoca XD La única vez que he ido al cine a ver una película de miedo fue en 2º de la ESO, que fui con mis amigos del colegio (que eso era lo más grande, porque tus padres te dejaban ir sin mayores a un centro comercial). Fuimos a ver "13 fantasmas". Aguanté media hora en la película. Me salí llorando. Fíjate si le daría pena a los del cine que me dejaron meterme en "Monstruos S.A." y que ya me avisarían cuando saliesen mis amigos... XD
ResponderEliminarAsí que nunca mais (al menos pagando XD).
Ais, pues yo también soy una cagona de las peores xD Ayer en el cine casi le causo una trombosis a mi amiga de tanto apretarle el brazo. Aunque esta peli no es de las que te van pegando sustos con bichos que aparecen a tus espaldas.
EliminarTodavía tengo miedo de bajarme de la cama si no he encendido antes la luz. Parece estúpido, pero fue culpa de 'Tiburón' jajajajaj Los traumas infantiles. Algunos se vuelven pirómanos y otros tenemos problemas nocturnos.
Yo no soy capaz de dormir con un pie o una mano fuera del colchón vaya que venga el demonio y me la muerda con 26 tacos que tengo, o sea, que no eres la única con traumas nocturnos XDDDDDDDDDDDD
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