martes, 4 de abril de 2017

El bar



Unos desconocidos verán sus caminos entrelazados en un bar cuando uno de los clientes del mismo es abatido con un tiro en la cabeza al salir del local. Sin saber por qué ha ocurrido, y viendo que toda la zona ha quedado completamente desierta, deciden permanecer dentro del bar hasta que alguno dé con la solución para salir de allí. Mientras tanto, empezarán a surgir teorías sobre lo sucedido...


Álex de la Iglesia es un director que siempre consigue gustarme. No he visto todas sus películas, pero quizás sí las más representativas de su obra: El día de la Bestia, La comunidad, Balada triste de trompeta... Es una opinión muy personal, pero creo que es uno de los directores más incomprendidos del cine español. Sus intentos por traer a las salas la ciencia ficción, la magia y el gore en formatos más fáciles de consumir como la comedia, el drama o el thriller nunca han causado toda la sensación de debieran. 

El bar es uno de esos intentos. Un thriller que más que suspense tiene comedia, y que puede incluso llegar a rozar la ciencia ficción. Surrealista en ocasiones, dramáticamente realista en otras. Una de las personas con las que fui al cine a verla dijo: "es una tragicomedia griega". Y es cierto, hasta el punto en que te encuentras riendo en situaciones que deberían angustiarte, y todo ello gracias a un Álex de la Iglesia que juega a entretener al espectador con un despliegue de su imaginería.



Pero no todo es gracias al director. Hay un elenco protagonista muy bueno. Desde la clásica Terele Pávez - fetiche en las películas de Álex - hasta un irreconocible Jaime Ordóñez. Sí, el calvo que hablaba muy rápido de Aquí no hay quien viva es un fichaje de esta película. Y, curiosamente, el mejor del grupo. Se sale haciendo de indigente borracho, sin caer en la caricaturización y consiguiendo robar completamente la escena a grandes como Carmen Machi o Joaquín Climent. Los acompañan una correcta Blanca Suárez, un aburrido Mario Casas y un Secun de la Rosa que no logro separar del papel de Toni en Aída.

Como digo, Jaime Ordóñez roba protagonismo y su personaje es el responsable de las escenas más hilarantes pero al mismo tiempo las más sobrecogedoras. Podría haber sido un filme redondo, de no ser por los últimos veinte minutos. El final de la película es un patinazo en toda regla, aunque no hace desmerecer el resto del largometraje. [SPOILER: ¿Quién se va a creer que el hipster violento se iba a sacrificar por la chica? Deberían haber acabado todos muertos. La persecución por las alcantarillas es fantástica, pero la forma de resolver la situación no me ha cuajado con el resto de la película...].




Quien quiera, además, puede sustraer de El bar una reflexión existencial que todos alguna vez hemos tenido en cuenta, ya sea gracias al cine o por experiencias propias. Y es que las situaciones límite sacan a la luz una cara muy distinta de las personas, para bien o para mal, En esta película habrá humor, pero también momentos incómodos que nos enfrentarán a la faceta más cruel y desagradable del ser humano. ¿Qué hubiéramos hecho nosotros si...?

El bar me ha gustado mucho. Es entretenida, los personajes principales cumplen, la historia cuela y las risas hacen que merezca la pena verla pese a ese final tan desagradecido. Hay que verla aunque sólo sea para disfrutar de Jaime Ordóñez embadurnado de aceite.


  • NOTA: 7
  • Ficha en FA.
  • Ficha en IMDb.

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