sábado, 27 de septiembre de 2014

Hail, Earl Ragnar!

Sinopsis
El canal de Historia nos ofrece, al estilo Espartacus, una pseudo-biografía sobre la vida de Ragnar Lothbrok (Ragnarr Loðbrók), un sueco que aparece en las leyendas escandinavas como un héroe. Ragnar es, en la serie, un guerrero que desobedece las órdenes de su señor, el Conde Haraldson, y se dirige hacia el oeste en un barco con la intención de descubrir nuevas tierras. Desembarcará en Northumbria, dando comienzo a su fama de gran conquistador.


Terminada la primera temporada, sentía la necesidad de escribir algo sobre esta serie. Vikings trata de vikingos. Y punto. Con esto quiero decir: si no te gustan los escandinavos de la Alta Edad Media, no te gusta la religión politeísta, no te gustan las espadas y las hachas, no te gustan los personajes cubiertos casi de estiércol la mayor parte del día, no te gustan las cabras atravesando los escenarios mientras los protagonistas hablan, no te gustan los choques culturales entre cristianos y vikingos... NO veas esta serie.

Digo esto porque Vikings no ofrece nada más. No es una serie de diez, en la que el drama y el guión consiguen que merezca la pena pese a que odies a los personajes o no te agrade cómo visten. 'Únicamente' se puede calificar como entretenida, didáctica y visual. Como tampoco es mi intención hacer una crítica negativa de Vikings, a continuación explicaré por qué merece la pena verla y por qué estoy impaciente por empezar la segunda temporada (y ya hay una tercera a punto de dar comienzo).



En primer lugar, por la fidelidad histórica. Obviamente, no complacerá a los más puristas y exigentes, pero es un agradable cambio respecto a las habituales historias de vikingos. Los escandinavos eran, ante todo, comerciantes, y no animales embrutecidos (que también, por las circunstancias históricas) que violaban a cualquier traza de vida. Esta serie nos muestra la cultura de estos famosos saqueadores sin dejarse llevar mucho por los tópicos. No hay cascos con cuernos, gracias a dios.



Se le da mucha importancia a la sexualidad y a la religión, más que a la política o la sociedad; no vemos muchas intrigas de palacio como en Los Tudor, serie en la que la mitad del tiempo los personajes hablaban en susurros. En ese aspecto, echaremos de menos explicaciones sobre las jerarquías y las organizaciones tanto bélicas como geográficas de los vikingos. Pero sí disfrutaremos con el choque cultural que existe con el cristianismo, de mano de Athelstan, un monje capturado que tendrá que poner en duda su fe en Dios cuando se vea sumergido en el mundo vikingo, con sus innumerables dioses y leyendas.

Athelstan y su calva
Es un soplo de aire fresco ante tanta fijación con la historia romana, griega, francesa, británica... Hasta ahora - espero no equivocarme - nadie se había atrevido a meterle mano a los vikingos. Alguna película sobre alguna gesta, pero nada más.

El reparto es aceptable. El protagonista, encarnado por Travis Fimmel, es un personaje muy interesante, pero su actor me convence sólo en ocasiones. A veces se ve opacado por su contraparte, el Conde Haraldson (Gabriel Byrne), y por el excéntrico Floki (Gustaf Skarsgard). Como apunte personal, debo destacar a Lagertha y Rollo, esposa y hermano de Ragnar, personajes que aportan más entretenimiento a la historia y le roban protagonismo al susodicho (Lagertha, ¡vaya pedazo de mujer!). También es cierto que son pocas las ocasiones en las que el talento de los actores tiene que salir a relucir, ya que la serie no intenta ser una candidata a los Emmy. Eso sí, es indudable que los ojos de Fimmel son de anuncio de TV.

Lagertha es más que una esposa, es una 'shieldmaiden' o escudera
Por otro lado, tenemos la fotografía y el vestuario. Inmejorables, a mi ver. Los paisajes que se van sucediendo son asombrosos, intimidantes... acompañan a la historia de la serie de un modo perfecto. No abusan de escenarios épicos y es de agradecer, pues uno caería en la tentación de hacer un capítulo entero dedicado íntegramente a mostrar Luggala (la serie ha sido grabada en Irlanda). Cada vez que el barco de Ragnar llegaba a Kattegat, los dedos de mis pies se encogían de emoción cuando la serie me regalaba esos impresionantes planos. ¿Y lo bien que se ven las batallas?

Kattegat
No hay que caer en el error de buscar en esta serie algo similar a Juego de Tronos (maldigo mil veces esta serie, lo sobrevalorada que está y el daño que ha hecho a los libros), ya que Vikings tiene una intención más didáctica. Las batallas que se ven en esta serie no son a las que estamos habituadas en las grandes producciones, con ejércitos combatiendo durante días - aunque quede resumido a unos minutos en la pantalla. Las escaramuzas de la Edad Media apenas duraban unas horas y de nuevo aquí sale a relucir el carácter educativo de la serie, pues Ragnar y los suyos pasan más tiempo bebiendo que blandiendo su hacha. Eran muy pocos habitantes en esa época y la mayoría sólo sabía criar gallinas, hay que entenderlo.


Como vemos, eran pocos para cada batalla. El bombón de la primera foto es Rollo

Por último, hay que mencionar el tema de apertura. Quizás no memorable pero sí muy adecuado; a mí, personalmente, me encanta, sobre todo en el momento Give me more.

Esto es todo lo que tengo por el momento. Vikings es una serie entretenida, con capítulos rápidos (como he dicho, no se detienen mucho con el drama; como sus personajes, la serie va directa hacia el objetivo) y personajes muy interesantes. Visualmente, es imposible que no guste, y la religión politeísta es un gran reclamo para los interesados en esta cultura tan atractiva pero tan desconocida para nosotros. Recomiendo darle una oportunidad. 

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