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lunes, 8 de diciembre de 2014

Oda a la fotografía

Llevo un fin de semana de lo más agobiante, así que todas las noches me pongo alguna película para desconectar. Esta vez han tocado tres títulos bastante conocidos (uno de ellos afortunadamente lo vi en el cine), que debería haber visto a estas alturas pero que nunca he encontrado el momento - ni el humor. En lugar de crear una entrada para todas ellas, como tampoco tengo demasiado tiempo he decidido unirlas en una sola publicación. Porque todas tienen en común dos cosas: la fotografía (o el montaje, según quién) es impresionante y sus directores también.


EL LOBO DE WALL STREET



Divertida, irreverente, es una gran comedia en un estilo muy agresivo. Me echaba hacia atrás su duración, así que nunca encontraba el momento oportuno para 'malgastar' tres horas de mi vida viendo a Leonardo DiCaprio. El hombre se sale, y cada uno de los monólogos de su personaje es dinamita. No recomendada para mentes puras y sensibles, pues la droga y el sexo están en cada segundo de metraje (la escena de las pastillas Yellow me dejó medio muerta de la risa). Eso sí, es increíble que una película así consiga hacernos caer en la trampa del propio personaje de Jordan Belfort, que nos engatusa y nos hace creer que ser ricos a costa de los demás está bien; aplaudo a su intérprete y su director, porque logran mentir al propio espectador.

Lo mejor: DiCaprio, DiCaprio, DiCaprio, los monólogos de DiCaprio y el montaje con esa estupenda banda sonora.

Lo peor: la duración y (para los más castos) los excesos de los personajes.




EL GRAN HOTEL BUDAPEST



En su estilo habitual, Wes Anderson nos presenta una historia realmente divertida sin olvidar el drama, que pasa muy desapercibido gracias al toque entrañable que el director consigue en todas sus películas. De las tres que hoy estoy mostrando, ésta es la que tiene una fotografía más impresionante. Y la historia más extravagante, o quizás no sea el argumento de la película sino la curiosa manera en la que nos es presentado, con importantes cambios de ritmo y la delicadeza o dulzura de los personajes.

Desde el primer fotograma se puede reconocer la mano del autor a millas de distancia, es su estilo puro y visual impregnando cada toma, frase o vestido para conseguir relatar un cuento de hadas dirigido a adultos. Pero, en un extraño modo, la comedia termina y deja un sentimiento plomizo en tu subconsciente; Anderson es un mago del disfraz y sabe camuflar la melancolía con su florida estética. Genio.

Lo mejor: la fotografía, indudablemente. El reparto y la historia, de diez; la banda sonora, de nueve.

Lo peor: no les gustará a los más tradicionales porque el humor es demasiado 'elegante', y puede que a muchos no les convenza. Es muy al estilo del director; si no te gusta Wes Anderson difícilmente te gustará el Gran Hotel y sus personajes.




INTERSTELLAR



Christopher Nolan se ha atrevido a dar un salto de gran importancia. Su afamado afán por descubrirnos la cara más oscura del ser humano ha sido sustituido por el amor, el sacrificio y la fe en la humanidad. El resultado ha sido una mezcla extraña, en la que hay momentos en los que me creo a los personajes, pero otras veces resultan demasiado artificiales. Creo que Nolan debería limitarse a lo suyo, que se le da genial, y no intentar conquistar otros terrenos que no calzan con su estilo.

La historia es simple, con fragmentos extraídos de Armaggeadon, Elysium y Contact (y probablemente alguna más), que no sorprende por el argumento pero sí por la estética. Me gustó muchísimo la manera de mostrarnos cómo es un agujero de gusano, o cómo serían si existieran. La verdad es que no soy física, pero intuyo que Jonathan Nolan no eligió a uno muy competente para asesorarlo. Licencias de autor que en este caso concreto creo que superaron el límite permitido. Aun así, es una película entretenida y técnicamente muy correcta, aunque no asombra tanto como otras de estos hermanos.

Lo mejor: para mi gran sorpresa, Matthew McConaughey es lo mejor de la película. Los efectos especiales y la fotografía son espectaculares, [SPOILER] así como la idea del agujero negro y la superposición de planos y tiempos.

Lo peor: Matt Damon completamente innecesario, así como los últimos diez minutos de la película. Las transgresiones de la física, demasiado gratuitas (o, al menos, poco creíbles).


sábado, 12 de julio de 2014

Goodfellas

"El padrino" está en lo más alto. Inalcanzable, magistral. A veces el cine nos da perlas que se acercan a esta joya; "Goodfellas" es una perla magnífica. Esta película, traducida en España como "Uno de los nuestros", siempre me aparecía en las sugerencias de FA con muy buenas puntuaciones, pero hasta ayer no me atreví a verla, porque la mafia y los gangsters son un tema muy delicado de llevar a la gran pantalla.




Sinopsis
Henry (Ray Liotta) es un adolescente de Brooklyn que se cría en un barrio de gran influencia italiana, y ambiciona ser parte de la élite mafiosa que controla todo el vecindario. La película nos muestra tres décadas de su vida como gangster, siempre acompañado por Tommy (Joe Pesci) y Jimmy (Robert De Niro). Basada en hechos reales, entre los que se encuentra el desfalco a Lufthansa.

De izq. a dcha.: Henry, Jimmy, Tommy.


"As far back as I can remember, I've always wanted to be a gangster." -- Henry Hill, Brooklyn, N.Y. 1955.


Motivos por los que una persona DEBE ver esta obra de Martin Scorsese:

  • Porque De Niro tiene más clase y estilo que su gomina. Y porque en esta película se necesitaban polvos para poner su pelo de color gris.
  • Porque nunca una pistola tuvo tanta personalidad, sobre todo en manos de Lorraine Bracco.
  • Porque Joe Pesci en su papel de Tommy es digno de ver mil veces. 
  • Porque a veces no es buena idea decirle a alguien que es gracioso.
  • Porque Sorvino sólo tiene apenas dos líneas en toda la película y ambas le sobran para bordar sus momentos en escena.
  • Porque Ray Liotta hace el papel de su vida (aunque tampoco es que en su vida haya tenido nada que pase de lo decente...).
  • Porque la Banda Sonora está elegida al detalle y es magnífica.
  • Porque Martin Scorsese hizo magia con cada plano.
  • Porque hay escenas que perdurarán por siempre en mi retina.
  • Porque pocas películas han tenido un final tan asombrosamente genial.
  • Porque hasta el vestuario está cuidado hasta el último centímetro.
  • Porque las dos horas y pico se pasan volando.
  • Porque sí, y punto. Porque es injusto que sea necesario justificar que alguien vea esta maravilla.


Hay cosas que probablemente no tengan demasiada importancia, pero que a mí me encantan. Los detalles, sobre todo en vestuario, son algo que me llama mucho la atención y no puedo evitar mencionarlo aquí. La película atraviesa los años 60, 70 y 80. Por ello, el vestuario (y la decoración; no voy a hacer ningún comentario sobre la casa que el matrimonio tiene en los 70 porque sería rememorar una monstruosidad hortera) también va evolucionando. Me ha costado encontrar imágenes decentes, pero creo que con éstas puedo ilustrar la evolución de la moda tan bien ejecutada. Aquí tenéis a Lorraine Bracco luciendo modelitos:










De la B.S. sólo puedo decir que, si nuestra lengua materna fuera el inglés, en lugar de magnífica sería perfecta. De qué mejor manera puede terminar una película si no es con "My Way" de los Sex Pistols. Aquí va la playlist ordenada tal y como sale en la película.




Spoilers!
Mis escenas preferidas:

1. Carrera de obstáculos. Un plano secuencial para recordar.



Juraría que el rodeo que dan es para salir por la misma puerta por la que entraron (las perchas colgando, se ven junto a la puerta tanto a la salida como a la entrada). Leí por alguna parte que utilizaron en las cocinas a prácticamente los mismos extras que en el restaurante. Por tanto, no sólo magnífica filmación sino también organización y sincronización. Esta escena simboliza todo lo que supone ser Henry Hill: tener todas las puertas abiertas.

2. No le digas a Tommy que es "gracioso".



Esta escena fue improvisada. Magistral Joe Pesci, consiguiendo que todo el público se quede en vilo esperando por un final para tanta tensión. Grandísimo también cuando va con Jimmy y Henry, después de un asesinato, a la casa de su madre (interpretada por la progenitora de Scorsese, por cierto), con una conversación en la mesa mientras cenan completamente improvisada. Rivaliza con ésta otra:



El final de la segunda escena es otra de las mejores frases de la película:

JIMMY: Ahora cavarás el hoyo tú solo, vas a cavar el hoyo y lo vas a hacer tú solo, no pienso ayudarte.
TOMMY: A mí qué coño me importa, claro que lo haré yo solo, ¿crees que será el primero? Ni que fuera el primero que cavo.

3. Las voces en Off.





4. 'Last day as a wiseguy', así fue como llamaron a esta vertiginosa parte de la película.


Se supone que van cambiando de canción y que se escucha el diálogo, pero no he encontrado la secuencia original en ninguna parte. La calidad es lamentable, pero igualmente se puede apreciar cómo Scorsese emplea música más rápida, horarios (es la única parte de la película en la que van poniendo la hora continuamente), las miradas al cielo cuando va en el coche, movimientos rápidos, escenas que terminan bruscamente, desplazamientos de cámara... todo para hacer más patente la paranoia del Henry drogado.


5. EL FINAL.

"Si hubiera sido uno de los nuestros no habría oído nada, ya estaría muerto."

Difícil terminar mejor la película. Esperas que Henry muera, que pague por todo lo que ha hecho. Porque como con sus otros dos colegas (Jimmy y Tommy), has experimentado sentimientos encontrados hacia él. Lo odias, pero lo admiras. La película consigue hacerte comprender por qué ese estilo de vida es tan atractivo y por qué Henry usa esa frase para comenzar la película. Te has encariñado después de dos horas y veinte viéndolo en pantalla, pero debería morir. Así que esperas que en esa última escena, con LA mirada de Paulie (soberbio Sorvino, ¡de verdad!) su vida quede sentenciada.

"Si formas parte de un grupo, nadie te dice que van a matarte. No hay ni peleas, ni insultos como en las películas. Los asesinos llegan con una sonrisa."

Y, en efecto, Henry queda sentenciado. Pero no a morir como cualquier hijo de vecino esperaría, sino a lo que para él es el infierno después de haber podido tener al alcance de su mano todo lo que quería. Dinero, poder, mujeres, juego, bebida, amistades, familia. Ahora, una vida normal y sencilla.

"Ahora soy un don nadie, y tengo que vivir el resto de mi vida como un gilipollas".