miércoles, 24 de junio de 2015

Galletas de dinosaurios

Los exámenes por fin me permiten tener un hueco para escribir una nueva entrada, aunque en su momento no me impidieron ir al estreno (estreno mundial, qué importante suena y qué emocionante es) de la cuarta entrega de la saga Jurassic Park.


Las galletas 'Dinosaurus' me hacen temblar de nostalgia. Son esas galletas con forma de dinosaurios que vienen en bolsitas de plástico con tres o cuatro bichos diferentes. Mi favorito es el triceratops. Quizás os parezca una tontería, o tal vez comprendáis a qué sentimiento me refiero. Es ver esas galletas y recordar mi infancia, cuando los dinosaurios eran lo que más me fascinaba del mundo. Puede que, como yo, también estuvieseis decididos a ser paleontólogos, con la absoluta certeza de que estudiar a unos reptiles del Mesozoico sería probablemente el trabajo más 'chulo' de la historia. También es posible que, al igual que mis padres, los vuestros decidieran compraros libros sobre dinosaurios y alquilaros en el videoclub (cuando ir al videoclub era algo que se llevaba) las películas de El valle encantado o la trilogía de Jurassic Park o Parque Jurásico - según qué idioma. 

Pues bien, a mí Jurassic Park me encantó. Era divertida, tenía efectos especiales alucinantes y había dinosaurios (quizás el único factor decisivo en la ecuación para que me gustara la película), aunque tuvieran el papel de villanos. De la segunda y tercera películas no tengo mucho que decir. Me gustaron tan poco que fue necesario que un amigo me recordara qué había sucedido en ambas secuelas, porque mi cerebro afortunadamente decidió borrar esa información de mi memoria. En realidad estoy mintiendo. Probablemente me gustaron cuando era pequeña, pero ahora las encontraría insoportables, así que prefiero no arriesgarme a remover las aguas. 


Este preludio es únicamente una forma de poner en antecedentes a quien me lea. No diré que soy una anciana decrépita, pero a mi edad lo normal es que unos simples dinosaurios no me exciten como cuando tenía seis años. Pero lo cierto es que las galletas de dinosaurios me siguen apasionando y Jurassic Park me parece increíble. Pertenezco a un club de fans de dinosaurios imaginario. Y no debería ser algo tan raro en un mundo en el que jóvenes de veinte años se casan con octagenarios y lo vintage es una moda. Los fósiles molan.

Conclusión, fui a ver Jurassic World con un temor reverencial. Podría ser la cagada más grande de la historia, un intento desesperado de hacer caja. Era difícil estar a la altura de la primera y sorprender a los espectadores. Pero es como cuando todos llenamos las salas de cine para ver Toy Story 3; era absurdo tener la esperanza de que pudiera hacer frente a sus predecesoras, pero aun así nos gastamos el dinero de una entrada de cine y salimos de allí encantados por la inversión. 

Jurassic World es genial, increíble, una flipada, un pasote, la hostia, llámaloX. Sin caer en desgraciadas comparaciones con Jurassic Park I, esta secuela ha conseguido reunir todo lo que se necesitaba para satisfacer al público: mucho dinero, un guión con una buena idea, unos actores bastante competentes, chistes en su justa medida, un T-rex y el toque perfecto de nostalgia. 

Bueno, y a éste machote también

Siguiendo una pauta muy similar a la primera, esta película comienza con dos adolescentes que son invitados por su tía a Jurassic World, un parque creado sobre las ruinas de Jurassic Park unos veinte años más tarde, pero con el éxito que le faltó a su predecesora. Sin embargo, pese a ser de las principales atracciones del mundo, los números indican que cada vez hay menos interés por parte del público, ya que los dinosaurios han dejado de ser una novedad. Para ello, los investigadores del centro crean una nueva especie que jamás ha existido, un híbrido que promete ser la nueva sensación.

El guión no es nada sorprendente. Además de ser muy similar al de Jurassic Park, todo sabemos qué va a suceder con el Indominus Rex, la nueva creación del parque. Ni siquiera hace falta ver la trilogía anterior para oler la desgracia. De hecho, el final tampoco puede hacernos gritar un "oh, no me lo esperaba para nada". Pero aun con todo eso, la película es lo suficientemente entretenida como para mantener tu atención durante todo el metraje. 

Como he dicho antes, la película es divertida. Chris Pratt es una gran elección como protagonista, aunque no extraña nada que se decidieran por él después de la sorpresa de Guardianes de la galaxia, y además de actuar de forma bastante competente (el tiempo dirá si podrá mejorar) encaja bastante bien con la idea de su personaje. Sin duda tiene la capacidad de arrancar sonrisas sin hacer perder seriedad al filme. Y es que Jurassic World ha logrado un equilibrio entre la acción y la comedia, sin permitir que la película decaiga en ningún instante. Los últimos veinte minutos tienen momentos que yo calificaría de épicos, como la entrada magistral en escena de un velociraptor, el viaje en moto o que una dinosaurio cabalgue sobre otro cual Katy Perry en la Superbowl. Aunque puede que a los más estoicos simplemente les provoque una expresión de incredulidad. 

Pero lo que más agradezco a esta película son los guiños. Tendría que volver a ver la de Spielberg para poder enunciarlos todos, pero probablemente cualquiera sería capaz de ver los más evidentes. Desde el mítico "¡corred!", pasando por la reaparición del doctor Wu hasta la misma cabra de sacrificio, el holograma en honor al dilophosaurus, el casco con binoculares de visión nocturna, el jeep, el primer contacto físico con un dinosaurio y el viaje en helicóptero. Y mil más, todas en honor a la original que tanto impacto causó en el mundo. Es algo que los fans agradecemos, incluso los que estamos menos dedicados a la trilogía. Hasta los científicos tienen que estar de enhorabuena porque, como bien reconoce un personaje en la película, si no se hubiese alterado el ADN de los dinosaurios, no se parecerían en nada a los que nos imaginamos (haciendo referencia al plumaje de los verdaderos, que más que reptiles parecerían pollos) y no serían ni la mitad de interesantes

Ni con plumas podría ser más mono

Termino diciendo que, quien no se atreva todavía, vaya a verla si disfrutó con Jurassic Park. Los que no tengan ni la más remota idea de qué va la saga, que estén tranquilos, pues no hace falta ver las anteriores para poder pillar el hilo; lo único que se pueden perder son las referencias al anterior parque y aun así no son esenciales para seguir la historia. No hay que olvidar que Jurassic World es una película de dinosaurios, principalmente, así que quien crea que no puede disfrutar con unos bichos persiguiendo a gente hace bien quedándose en casa, del mismo modo que para las familias sería obligatorio llevar a los hijos al cine. 

Yo, desde luego, no sé todavía cómo calificarla. Si fuera objetiva, vería los fallos que tiene la película. Pero la emoción todavía me dura, y quisiera ser generosa con quien me ha regalado una vuelta a mi infancia. Es todo un logro que Jurassic World se mantenga a la altura y prometa más (SPOILER porque los más avispados se habrán dado cuenta de que cierto doctor desapareció sin dejar rastro con un maletín altamente sospechoso).


Disfruté como una niña en el cine y ha sido esa misma niña (que nada tiene que ver con la de Rajoy) quien ha escrito esta entrada. Porque a mí me siguen encantando las galletas de dinosaurios. 


2 comentarios:

  1. Tenias tiempo que no publicabas! me animare a verla.. Saludos!

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    1. Los exámenes... no dan tregua :)
      ¡Espero que te guste!

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