domingo, 7 de febrero de 2016

Premios Goya 2016




Quizás creáis que voy a hablar sobre la sorpresa de que Truman finalmente consiguiera más cabezones que La novia, o de mi amor hacia La Binoche (que anoche estuvo presente), de lo orgullosa que me siento como jerezana de Techo y comida (sin saber exactamente por qué), o de lo merecedoras del premio que son algunas películas u otras. Pero no. Hoy quiero escribir una entrada sobre la gala en sí, sobre lo que se dijo y lo que no se dijo, sobre lo que se hizo y sobre el cine en general.

Porque para ser el 30 aniversario de los Goya, lo cierto es que decepcionaron. Dani Rovira estuvo decente (si obviamos la exagerada copia a Neil Patrick Harris en más de una ocasión), ni más ni menos, pero sus apariciones estaban muy mal hiladas, así que todo apunta más a un fallo de guión que a la elección de presentador. Porque el número musical del principio, Jorge Blass introducido con calzador y Serrat tampoco parecieron funcionar del todo. Recordemos que estamos hablando de la trigésima gala, a la que tanto bombo habían dado.

Otro fallo descomunal fue el método elegido para evitar que los cineastas hablaran hasta el día del juicio final agradeciendo a toda su familia. Todos sabemos que lo bueno, si breve, dos veces bueno (y ahí está como ejemplo el agradecimiento de Miguel Herrán a Daniel Guzmán tras recibir el Goya a Mejor Actor Revelación, de los momentos más emotivos), pero también entendemos que los nervios o el afán de compartir la alegría del momento sobreexciten a algunos y los agradecimientos terminen extendiéndose más de lo debido. Eso sí, que los interrumpan (como a Natalia de Molina tras recibir el Goya a Mejor Actriz) de forma tan abrupta me parece un horror. ¿Que necesitas darle vida al asunto y que los premiados no se enrollen como persianas? Pues simplemente vas poniendo alguna melodía que empiece débilmente y vaya subiendo de volumen, no un corte tan inesperado que parece hasta de mala educación y hace sentir incómodo al espectador.

Pero la conducción de la gala no es lo que más me ha molestado. Han sido el propio Resines o la negativa de algunos a manifestar lo obvio (como Penélope con su "no es el momento ni el lugar"); y es que en España tenemos un conflicto cultural.

El director de la Academia empezó un discurso notable, muy en el tono de crítica política que había mantenido Rovira durante la gala. Pero después de mencionar el 21% del IVA cultural, algo en lo que todos coincidimos, dedicó su discurso a la piratería (en una gala patrocinada por Perfumes Saphir) y a la necesidad de que el Gobierno la persiga con más dureza. Cometiendo un error muy grave, el de no señalar a los culpables.

En España somos líderes en consumo de productos pirateados. En parte, esta "tradición" se debe al afán del individuo español por conseguir el mayor número de productos de manera gratuita (Bárcenas y cía sólo son un reflejo de nuestra propia sociedad; no importamos a los políticos). Pero me gustaría señalar a otro culpable directo de esta situación: el Gobierno y su incompetencia para fomentar la cultura, convirtiéndola en un producto de lujo (21% de IVA, ¿EN SERIO?).

Si para ir al cine (entrada, transporte, ¿palomitas y bebida?) yo tenga que gastar más dinero que en pasar una noche de fiesta con mis amigos, la sociedad no tiene que echarse las manos a la cabeza cuando ven a la juventud pasando más tiempo en un botellódromo que en una biblioteca, en un cine o en una sala de teatro. Afortunados somos los que vivimos en una ciudad en la que hay una alternativa al típico cine que cobra 7€ por película (en Granada sí, pero en Jerez desafortunadamente han cerrado todos los cines menos Yelmo). Por eso la población acude en masa al cine cuando se ponen las entradas a 2'9€.

Mucho han tardado en llegar Yomvi, Wuaki, Netflix y similares a España, con una cartelera lo suficientemente digna como para que el espectador dedica pagar una mensualidad. Hasta entonces, la alternativa era ser rico o sólo disponer de una película cada semestre (yo misma tengo que elegir si ver The revenant o La gran apuesta...)... o descargarla gratuitamente de internet.

En España no se fomenta la cultura. No se anima a los niños a sentir curiosidad por el cine, la pintura o el teatro (incluso la lectura, aunque de manera menos deprimente), que son formas de arte y cultura. No se incita su consumo, con esos precios desorbitados que disuaden al espectador y lo convierten en un lujo alcanzable sólo para unos pocos. No se combate la piratería con métodos más inteligentes como el streaming (videoclubs online) con tarifas mensuales a precios razonables, sino con una caza de brujas que no va a dar mucho resultado, porque la población sigue interesada en ver las películas y siempre proliferará alguna web de descarga ilegal cuando la anterior sea eliminada.

Es una pena que en España no se busquen responsables, y cuando se haga señalen al objetivo incorrecto. Es una pena que este país viva del "pan para hoy, hambre para mañana". Es una pena que los españoles no veamos la lógica de solventar un problema con una solución alternativa más atractiva en lugar de una imposición insostenible.


Que viva el cine español y que viva la cultura. 

4 comentarios:

  1. Cuando escucho al presidente de la academia doy gracias de no ser actriz y que no me den un Goya, porque sino tendría que rechazarlo en la gala por ladrona XD

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    1. Estuvo bastante desacertado, por usar una palabra bonita xD

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  2. Me parece indignante lo de quejarse por la piratería. También pasa con las series: el director ( no se si de contenido) de Antena3 dijo el otro día que las series americanas no funcionaban en España por la piratería cuando las series no funcionan porque las ponen meses e incluso años después de su estrenos y horas indecentes entre semanas, es normal que al público le parezca una falta de respeto porque lo es. Y lo mismo pasa como tu dices con el cine, sino das alternativas asequibles pues a Joderse si la gente piratea.
    Saludos.

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    1. Esa es otra, la inaccesibilidad en la TV a ciertos contenidos. Los horarios son de traca (eso de terminar los programas a la 1 de la madrugada...) y su disponibilidad siempre llega tarde.

      Deberían replantearse el modo en que la TV y el cine son vendidos en este país. LaSexta 3, un canal que yo adoraba, fue de los primeros en ser sacrificados, y por ahora no ha surgido ningún sustituto decente.

      Yo tengo ahora cuenta de Netflix y por el momento no veo nada que no aparezca allí, porque la piratería es un delito y prefiero no ser partícipe. Pero antes de que apareciera, tenía que recurrir a webs "ilegales" para poder ver una serie que no fuera Los Simpsons o La que se avecina.

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